Una arquitectura respetuosa con las preexistencias, así como con las tipologías constructivas y compositivas del lugar, caracteriza esta rehabilitación y reforma de un edificio escolar, en el pueblo granadino de Ogíjares.
La edificación preexistente, presumiblemente de finales del siglo XIX, se compone de tres cuerpos: el convento, la iglesia, con acceso desde el jardín, y un brazo alargado hacia el sur que constituye el cuerpo del edificio en el que se llevará a cabo la rehabilitación y la reforma.
El colegio se articula a través de un patio interior central con cuatro lados desiguales en profundidad, uno de los cuales se prolonga conformando la zona de entrada a través de un jardín.
Se ha llevado a cabo un cerramiento, con cubierta plana no transitable, en la parte de la terraza alargada de la planta alta. Este espacio se convierte en el pasillo de acceso a las aulas.
La estructura del edificio se compone de muros de carga de fábrica de ladrillo y, en el patio y en una de las crujías interiores, aparecen una serie de columnas de mármol.
El programa de necesidades se reduce a una nueva redistribución interior del cuerpo del colegio y para ello, se ha llevado a cabo la demolición de su parte norte con el objeto de proceder a la redistribución de las plantas y con la incorporación de un nuevo núcleo de escaleras que permita mejorar su comunicación vertical.
Como salida de emergencia, aparece otro nuevo núcleo de escaleras de evacuación en caso de incendio, situada en la parte oeste del edificio. Este nuevo núcleo, de características “icónicas”, constituye uno de los elementos más característicos de la arquitectura del conjunto. En la planta baja se incorporara un nuevo vestíbulo que dará acceso a las aulas y un cuarto de limpieza, así como una nueva redistribución de los aseos. En planta primera se incorpora una nueva sala de profesores y un laboratorio, aseos, una zona administrativa y las oficinas propias de la secretaria del colegio.