El suelo de adoquines de la vía pública se desliza bajo el umbral e invita a entrar en el local, descubriendo un gran hall revestido de materiales cálidos y dotado de una impactante iluminación que introduce al visitante a los diferentes ambientes creados en su interior, opuestos entre sí pero todos personalizados.
Una terraza en la que se mezclan tapizados étnicos y butacones de ratán, un “Bistro” con paredes alicatadas y madera para aportar calidez, y una tienda de campaña, en la que una tela de aspecto militar lo inunda todo y traslada a lugares inhóspitos, constituyen el programa funcional del local, en el que un mobiliario diseñado a medida se mezcla con cómodas bancadas, piezas únicas del S.XX y cálida iluminación.
De noche, el neón “ANONIMO CLUB” situado en las escaleras, invita a descender y descubrir un club clandestino, en el que tejidos suaves y una iluminación tenue e impactante sorprenderán al cliente y no le dejarán indiferente.